Proyecciones sobre la estructura demográfica china advierten que para 2050 habrá 438 millones de personas sobre los 60 años y más de 100 millones sobre los 80 años.
China aplica la más estricta política de control de natalidad del mundo. La directiva, convertida en ley en 1978, es conocida como la política de un solo hijo. Luego de tres décadas de rígida aplicación, que ha pasado por fuertes presiones a las parejas para que se abstengan de procrear e innumerables abortos, el resultado enorgullece a las autoridades. "Porque China ha trabajado duro los últimos 30 años tenemos 400 millones de personas menos", declaraba Zhang Weiging, ministro responsable de la Comisión de Planificación Familiar y Población Nacional. Y agregaba: "Comparado con otros países en desarrollo, con grandes poblaciones, nosotros hemos hecho los cambios medio siglo antes que el resto".
La política demográfica es aplicada con rigor en las ciudades y alcanza a 36% de la población. A más de 50% de los chinos en regiones rurales se les permite tener una pareja de hijos. También las minorías nacionales están eximidas de los controles aplicados a los Han, que son la gran mayoría. Las ventajas de la política oficial están a la vista: el Estado chino hubiese tenido enormes dificultades para asimilar a 400 millones de personas adicionales.
En primer término, alimentar a una población superior a la de Estados Unidos, y otros cien millones más, es una tarea titánica para un país pobre. India, que no aplica severas restricciones a la natalidad, tiene un gravísimo problema de malnutrición infantil: 57 millones de criaturas menores de cinco años padecen de desnutrición, con las serias secuelas que ello acarrea. Esto es casi la mitad de los niños indios. Luego, hay que proveer hospitales, colegios y, más tarde, puestos de trabajo y viviendas. Ni hablar del impacto ambiental de una población adicional de 400 millones.
¿Qué piensan los chinos urbanos sobre el tema? Una encuesta hecha a través de internet mostró que 374 personas eran partidarias de ampliar el número de hijos permitidos a dos, en tanto que 574 se oponían, con el obvio argumento de que ya son bastantes.
La otra cara de la moneda es más oscura. Primero, está la frustración de los padres constreñidos a un solo hijo. Un solo vástago genera gran ansiedad a sus progenitores, que tienden a complacer al pequeño en todos sus caprichos. De allí que a los hijos únicos chinos se los llame "pequeños emperadores". Luego está la discriminación de género. Si una familia habrá de tener una sola criatura, prefieren al varón que preservará el apellido. Los campesinos también prefieren muchachos para que trabajen los campos. El resultado es que muchas mujercitas embrionarias son abortadas. Por cada 100 niñas inscritas hay 118 niños, es decir, falta un séptimo de las pequeñas féminas.
Preocupante también es el envejecimiento de la población ante la ausencia del flujo natural de nacimientos. En Shanghai, que es la capital económica de China, los mayores de 60 años ya suman más de tres millones o más de 21% de la población. Para 2020 se prevé que superarán el tercio de los 20 millones de habitantes.
Con el propósito de revertir esta tendencia, la ciudad está alentado a las parejas, conformadas por hijos únicos, para que aporten un hermano/a. Proyecciones sobre la estructura demográfica china advierten que para 2050 habrá 438 millones de personas sobre los 60 años y más de 100 millones sobre los 80 años. Entonces, el promedio será de 1,6 individuos en el mercado laboral para sustentar a cada persona de más de 60 años, a diferencia de 1975, cuando había 7,7. Las cifras muestran cuán difícil es compatibilizar, a través de políticas demográficas, los anhelos sociales y las realidades económicas.
La política demográfica es aplicada con rigor en las ciudades y alcanza a 36% de la población. A más de 50% de los chinos en regiones rurales se les permite tener una pareja de hijos. También las minorías nacionales están eximidas de los controles aplicados a los Han, que son la gran mayoría. Las ventajas de la política oficial están a la vista: el Estado chino hubiese tenido enormes dificultades para asimilar a 400 millones de personas adicionales.
En primer término, alimentar a una población superior a la de Estados Unidos, y otros cien millones más, es una tarea titánica para un país pobre. India, que no aplica severas restricciones a la natalidad, tiene un gravísimo problema de malnutrición infantil: 57 millones de criaturas menores de cinco años padecen de desnutrición, con las serias secuelas que ello acarrea. Esto es casi la mitad de los niños indios. Luego, hay que proveer hospitales, colegios y, más tarde, puestos de trabajo y viviendas. Ni hablar del impacto ambiental de una población adicional de 400 millones.
¿Qué piensan los chinos urbanos sobre el tema? Una encuesta hecha a través de internet mostró que 374 personas eran partidarias de ampliar el número de hijos permitidos a dos, en tanto que 574 se oponían, con el obvio argumento de que ya son bastantes.
La otra cara de la moneda es más oscura. Primero, está la frustración de los padres constreñidos a un solo hijo. Un solo vástago genera gran ansiedad a sus progenitores, que tienden a complacer al pequeño en todos sus caprichos. De allí que a los hijos únicos chinos se los llame "pequeños emperadores". Luego está la discriminación de género. Si una familia habrá de tener una sola criatura, prefieren al varón que preservará el apellido. Los campesinos también prefieren muchachos para que trabajen los campos. El resultado es que muchas mujercitas embrionarias son abortadas. Por cada 100 niñas inscritas hay 118 niños, es decir, falta un séptimo de las pequeñas féminas.
Preocupante también es el envejecimiento de la población ante la ausencia del flujo natural de nacimientos. En Shanghai, que es la capital económica de China, los mayores de 60 años ya suman más de tres millones o más de 21% de la población. Para 2020 se prevé que superarán el tercio de los 20 millones de habitantes.
Con el propósito de revertir esta tendencia, la ciudad está alentado a las parejas, conformadas por hijos únicos, para que aporten un hermano/a. Proyecciones sobre la estructura demográfica china advierten que para 2050 habrá 438 millones de personas sobre los 60 años y más de 100 millones sobre los 80 años. Entonces, el promedio será de 1,6 individuos en el mercado laboral para sustentar a cada persona de más de 60 años, a diferencia de 1975, cuando había 7,7. Las cifras muestran cuán difícil es compatibilizar, a través de políticas demográficas, los anhelos sociales y las realidades económicas.
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